Proyecto Suricata: La ciudad silenciosa

«Podemos ser pioneros preparando la ciudad para cuando no llevamos móviles por la calle», le sugerí a Xavi Roca, Director del DTI (Departamento Técnico de Internet) del Ayuntamiento de Barcelona. Corría en junio de 2014 y ese año me lo pasaría muy bien trabajando en un encargo estimulante: «sé muy creativo, atrevido, y no te cortes pensando que somos la Administración». El objetivo era el plan estratégico del DTI.

Las ideas no sirven para nada si no puedes desarrollarlas. Barcelona era la capital mundial del móvil -gracias al MWC- y líder en ciudades inteligentes, cosa que podría hacer que la idea tuviese más posibilidades de flotar. Así había sucedido con Sentilo.

El plan estratégico

La idea brotaba de una fijación que tengo desde que -tal vez al 1997- leí un artículo de Jean-Louis Gassée en el diario Libération. Su sección se llamaba «Chroniques de la Silicon Valley», o algo parecido. Gassée era un genio en interfaces y decía que la postura de la espalda es muy importante, que por ello la web difícilmente triunfaría en la TV. Argumentaba que para ver la TV colocamos la espalda hacia atrás y para usar los PC hacia adelante; que la TV nos lleva hacia el relax y el PC hacia la tensión; que la actitud vital es tan diferente que nunca podremos hacer las mismas cosas en ambos dispositivos. La conclusión era que nos olvidáramos de la web en la TV, y así fue.

Gassée no había imaginado las tabletas, lo que sí hizo Alan Kay muchos años antes: en 1968 con el Dynabook. Además, Kay es el autor de una de las frases de cabecera para cualquier aficionado a la innovación:

The best way to predict the future is to invent it.

Las tabletas cambiaron nuestra actitud a la hora de usar internet para algo tan básico como la permitirnos mantener la espalda hacia atrás. La gran importancia de la postura -y de la actitud derivada- no cambiará fácilmente los próximos milenios, así que hay que tenerla en cuenta.

La postura hace que los móviles cada vez sean mayores, pues la comodidad hace que los usemos para más y más cosas. El móvil grande quita protagonismo a la tableta, pero sólo sucede porque se convierte en tableta. Sospecho que harán tabletas plegables; agudizarán el ingenio para hacer móviles más grandes porque en realidad queremos tabletas. Los móviles son sólo una transición mientras no surja nada mejor.

Las pantallas tienen un problema: no sirven para la calle ni para ninguna situación que sea mejor mantener la cabeza alta. Hemos evolucionado millones de años para tener una vista frontal que funciona para leer pantallas, pero no mientras estamos en acción bípeda, una situación en la que la pantalla nos estresa. Al caminar -o estar de pie- preferimos ver el entorno.

Todo esto circulaba por mi cabeza mientras atendía el encargo del plan estratégico del DTI de BCN.CAT, para el cual me habían dicho que no me cortara, y no lo hice:

La ciudad será la nueva interfaz.

Y el campo, el mar.

Cuando ejerzamos nuestra naturaleza de bípedos con vista frontal, el entorno será la interfaz.

Con la cabeza bien alta.

Con dignidad. La espalda bien alta.

¡Como toca!

Si fuera ahora, le diría Proyecto Suricata (gracias Zetatesters) pero en ese momento se me ocurrió «La ciudat silenciosa».

La ciudad silenciosa
Cuando preferimos mirar el entorno
Cuando preferimos mirar el entorno

Por entonces volaba bastante y tenía fresco el concepto «aeropuerto silencioso” para los que no tenían anuncios por voz. Hasta entonces la voz había sido la forma principal de orientar a los viajeros. De hecho, Sergi Pàmies escribió Sentimental -para mi su mejor novela- donde mencionaba la importancia de la voz en los aeropuertos. Se acabó; 2014 ya no había voz a los aeropuertos. Esto mismo ocurriría en las ciudades, pero con los rótulos.

Sin rótulos, la ciudad será silenciosa.

El Proyecto Suricata (antes «La ciudad silenciosa») consistía en preparar Barcelona para que fuese la interfaz cuando nadie usaría pantallas cuando se moviese por la ciudad. No harían falta rótulos físicos, porque cada cual vería los que necesitase en cada momento.

¿Vas al trabajo? ¿A una reunión? Nada te distraerá. No hay rótulos. Pero si sucede que tienes tiempo y pasas por delante de un lugar donde tienen la pila que necesitas para el reloj, lo ves. O si pasas por delante de un cine donde proyectan una película que te gustará, ¿porqué no verla? Tienes tiempo. Además, te animará para la reunión que te espera a continuación -lo importante son los resultados de tu trabajo y no en qué pasas el tiempo.

¿De paseo? ¿De vacaciones? Cuando estás ocioso ves otras cosas. Rótulos con los nombres de los arquitectos de los edificios, porque eres aficionado a la arquitectura. O detalles de cada árbol porque te gusta la botánica. Tiendas, que no están a la vista porque el Proyecto Suricata ha cambiado el urbanismo. El centro de la ciudad ya no está en ‘el centro’ sino allí donde estés, a tu alrededor, y cuando lo necesitas. Algunas tiendas están dentro de un edificio comercial, sin rótulos (porque no hacen falta). Zapatero: planta 3, pasillo B local 18. La mitad de los restaurantes están en los áticos. Es la hora de comer, ¿eres celíaco, tienes un presupuesto de 11 Eur y te apetece arroz? Ves u oyes que hay tres restaurantes a tu alrededor; uno está en el ático de la 3ª escalera después de girar la siguiente esquina de la derecha.

Vas a casa, con tiempo, y de repente desaparecen todos los rótulos de los edificios, los árboles, y sólo en ves uno: la cuarta planta de un edificio de la derecha. Allí vive un médico que te puede atender, porque el wearable que vigila tu enfermedad acaba de detectar una crisis inminente. Si crees que no podrás llegar, di ‘socorro’ y él bajará.

Termina la reunión, sales a la calle y recibes un aviso: en la tienda de vinos tienen el Priorato que te dijo -un día- que le gustaba la persona que te ha invitado a una cena la semana que viene.

La idea del Proyecto Suricata estaba basada en algo sencillo, pero difícil a la vez: una API pública.

API

Los detalles técnicos son aburridos, así que no los explicaré ahora. La idea de fondo consistia en que el Ayuntamiento de Barcelona ya tiene la información de lo que hoy es susceptible de tener un rótulo: todos los establecimientos y profesionales que trabajan en la ciudad.

Si la API estaba bien diseñada, podía conducir a otra API privada, la del establecimiento en cuestión, capaz de decir si tiene o no un vino determinado -o una prenda, una pila para un reloj, una película, un plato.

Que la API sea pública sirve para se estimular el ingenio; cualquier podría innovar en interfaz ciudadana. Ya no será un invento limitado a los grandes (Google, Facebook, Apple, Microsoft) con recursos para etiquetar los elementos de las ciudades. Del mismo modo que las calles y la señalética sirven para abrir negocios, la API sería una nueva señalética digital que dibujaría unas indicaciones y vías virtuales donde establecer formas innovadoras de servicios.

Una API bien construida podía convertirse en un estándar mundial, porque el planeta escucha con atención lo que Barcelona hace en digital.

El e-mayordomo

El Proyecto Suricata esencialmente es sólo una API -que también es mucho, como sabe cualquier bitólogo. Podría funcionar con cualquier móvil si alguien hacía aplicaciones basadas en la API. Usando la cámara y realidad aumentada podríamos ver los rótulos mañana mismo. Porque apuntar con el móvil es difícil -y más en una ciudad llena de gente que piensa que la fotografías- también podría funcionar los auriculares: «en la calle tal, número cual, séptima planta tienes la cosa X que buscas porque un día lo dijiste» -la voz cada vez tendrá más peso como interfaz.

Arriba expreso mi convencimiento sobre la molestia que significan las pantallas cuando preferimos ver el entorno. Esto significa que para que el Proyecto Suricata fuese redondo, era necesario que triunfase un concepto que el año 2014 parecía lejano. En ese momento dudamos si flipaba… pero habíamos quedado que debía ser creativo 😛

Los robots asistentes en la nube, los e-mayordomos, son la base del Proyecto Suricata.

Desde el 2014 ha llovido mucho -o no tanto- y ahora sabemos que los e-mayordomos están aquí. Si escribo esto es porque lo puse en la lista de cosas a explicar cuando, en marzo, el CEO de Microsoft Satya Nadella dijo que el futuro son los robots en la nube y la voz. No son otra cosa que los e-mayordomos que expliqué para la Yorokobu cuando tenía fresco el proyecto «La ciudad silenciosa». Sin ellos nuestra API nunca llegaría a triunfar porque se limitaría a realidad aumentada mediante la pantalla de un móvil.

La realidad aumentada nunca ha conseguido ninguna popularidad. Lo probé, pero no: cuando buscaba rótulos con la cámara, la gente se detenía para no estorbar mientras hacía fotos que en realidad no hacía. Siempre terminaba diciendo “¡no, no, pase, pase!» cada minuto. Sólo uso la realidad aumentada del Flightradar24, que etiqueta aviones en el cielo, porque hay que apuntar hacia arriba -y más de uno pensará que me creo la magufada los chemtrails.

Los robots de Nadella -que son la Kortana – el Watson de IBM, Siri, Alexa de Amazon o Google Cloud Machine Learning; tanto da: es el concepto de la Zero UI que no existía cuando le llamé “La ciudad silenciosa” porque pensaba en Barcelona:

It’s all about getting away from the touchscreen, and interfacing with the devices around us in more natural ways: haptics, computer vision, voice control, and artificial intelligence. Zero UI is the design component of all these technologies, as they pertain to what we call the internet of things […] What happens when our devices finally understand us better than we understand ourselves? Is anything we want to do with an app, gadget, or device is just a shrug, a grunt, or a caress away? — What Is Zero UI? (And Why Is It Crucial To The Future Of Design?), Fast Company.

Para conseguir la Zero UI masiva, útil para todo el mundo y cada día, nuestra API sería un ingrediente importante. El Proyecto Suricata podía convertirse en un servicio público fundamental.

Más adelante, en la misma publicación -Fast Company- decían que la Zero UI llegaría por el oído. En efecto, la voz y el oído son la interfaz ideal para cuando no sea cómodo mirar pantallas. No sólo para movernos por la ciudad sino también cuando conversamos como es debido, que es mirando a los ojos:

The product category is new: an in-ear assistant that can hear you and respond with an intimate whisper. It lets Siri or Alexa curl up next to your eardrum. It’s remarkable what experts from across the industry believe this technology could do within just a few years. Imagine a personal assistant that takes notes about your conversations, a helpful researcher who automatically checks IMDb for that actress’s name you can’t recall, a companion who listens to your problems, and even suggests psychiatric treatment, silently consulting the collective knowledge of experts in the industry — The Next Big Tech Revolution Will Be In Your Ear, Fast Company.

La voz será la siguiente revolución tecnológica, pero también la vista. No para mirar una pantalla, sino un entorno convertido en interfaz.

La cantidad de gadgets que no son pantallas y pueden funcionar con el Proyecto Suricata son tantos como wearable presenten los expertos en innovación; desde auriculares hasta gafas y lentes de contacto pasando por zapatos, pulseras, cinturones y anillos -no me atrevo a hablar de implantes ahora.

El siguiente paso
El entorno es la interfaz
El entorno es la interfaz

El Proyecto Suricata era la parte importante de un puñado de ideas para el plan estratégico del DTI. Terminé antes de las elecciones de mayo de 2015. No lo he seguido después del cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona -ahora trabajo para el Govern de las Illes Balears- pero creo que no ha avanzado. Lo explico porque me parece que todo avanza hacia aquí y sigo creyendo -cada vez con más intensidad- en la necesidad de una API pública que etiquete los recursos oficiales a nuestro alrededor. Sino lo hará el sector privado, gratis, y con nosotros como producto.

La privacidad será muy importante cuando tengamos que tomar la decisión de usar e-mayordomos. Si existe una API pública, habrá más oferta y podremos escoger un asistente de confianza basado en software libre, sin sorpresas.

Cuando tenemos mayordomo -algo que es nuevo para la mayoría- tiene que ser de confianza extrema porque, para hacer su trabajo, posiblemente tiene que abrir nuestras cartas y tener todos los permisos sobre nuestra agenda.

«Las ideas no sirven para nada si no puedes desarrollarlas», digo arriba. No he perdido esperanza de conseguir esa, y por eso la explico. Surgió la primavera del 2014 por una serendipia, y no tengo ningún motivo para suponer que fue la última.

También en Medium.
Imágenes:
Cea + en Flickr y Wikipedia: Charlesjsharp -trabajo propio, para Sharp Photography, sharpphotography.

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